Briefing Producto / Servicio Realizado

El virus ha cambiado muchas prioridades y, debido a las inéditas circunstancias, otras empresas madrileñas, casi con pudor, pueden decir que les ha ido bien. Es el caso de Escribano, la empresa de Alcalá de Henares que durante lo peor de la crisis, entre marzo y abril, tuvo una gran repercusión al recibir el encargo, junto con la mostoleña Hersill, de fabricar miles de respiradores. Desde el 18 de marzo y hasta primeros de junio, de lunes a domingo, durante las 24 horas del día, ambas empresas cumplieron con el encargo de Sanidad de fabricar 5.000 respiradores en 8 semanas, un trabajo hercúleo.

HERSILL, EN PRIMERA LÍNEA DE BATALLA

La mostoleña Hersill sabía lo que venía desde el principio: “Desde que estalló la crisis la segunda semana de marzo, ya vimos que nos iba a afectar de manera muy importante. De un día para otro empezamos a recibir un auténtico aluvión de pedidos de caudalímetros de oxígeno y aspiradores de secreciones para dotar nuevas camas en los hospitales”, recuerdan.

En un escenario de total intensidad, con jornadas interminables, horas extraordinarias, sin horarios definidos, tuvieron que responder a peticiones “desesperadas de los hospitales” para suministrar material “lo antes posible”. Fabricaron en tiempo récord equipo de oxígeno y aspiración para el hospital de Ifema y lo resumen de manera escalofriante: “Todo lo que ocurrió durante aquellas semanas fue absolutamente inédito y excepcional, más propio de un estado de guerra que de la vida normal. Todos pusimos todo de nuestra parte para atender la enorme emergencia que se estaba produciendo. Y podemos estar satisfechos de haber podido dar respuesta a la demanda que tuvimos”.

Hersill tuvo que ampliar el horario de su persona y aumentó un 30% su plantilla para reforzar turnos de trabajo. Calculan que su capacidad productiva “probablemente se cuadriplicó durante el pico” de la pandemia, y destacan que “muchos de los operarios que entraron de manera eventual en aquel momento todavía continúan” e incluso esperan “que se queden de forma definitiva en la empresa”.

Confían en que “en esta segunda oleada las necesidades urgentes no sean altas”, pero aseguran que atenderán “cualquier demanda puntual urgente” que les llegue. De hecho, la empresa mostoleña no ha bajado la guardia, puesto que se trata de una compañía fundamentalmente exportadora, en torno al 70% de su producción: “Fuera de España sigue existiendo mucha necesidad de equipamiento y todavía la pandemia por desgracia no ha remitido”. En este sentido, las peticiones “han aumentado a nivel exponencial”.

 

 

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